Asambleas y reuniones
De los
problemas asamblearios a la reorganización participativa
Son muchos los ámbitos en los que se desarrollan asambleas:
de hecho son la base de las organizaciones democráticas (asociaciones,
cooperativas, etc.). Y son todavía más los ámbitos en los que las reuniones son
herramientas habituales para articular el trabajo en equipo.
Sin embargo, no existe una divulgación general de las
técnicas que facilitan el desarrollo eficaz y satisfactorio de este tipo de
trabajos colectivos. Y esta carencia de referentes técnicos se traduce casi
siempre en muchos problemas que los puedo decir por experiencia propia, las
reuniones son muy largas y poco productivas, se desarrollan de forma poco
participativa o incluso antidemocrática, resultan pesadas y poco atrayentes,
entre otros muchos defectos.
Estos problemas pueden resolverse, en parte, con la práctica,
con la acumulación de experiencia de participación en reuniones. Sin embargo,
también es muy común, entre colectivos con larga trayectoria organizativa y que
desarrollan reuniones a muy a menudo, encontrarse con problemáticas muy básicas
no resueltas, y por lo tanto con obstáculos permanentes. Pensamos, pues, que se
hace precisa la adquisición de cierto conocimiento técnico, y también de
entrenamiento.
El funcionamiento asambleario entraña dificultades en la
misma medida en que depende de las aportaciones y capacidades de muchas
personas, en especial, de la capacidad de comunicación y resolución de
conflictos para llegar acuerdos comunes. Además de trabajar estas capacidades,
es necesario hacerse consientes de que las asambleas son sensibles a las
disposiciones negativas que puedan albergarse en el grupo: cada persona tiene
poder para frenar o boicotear su funcionamiento. Por lo tanto, estas
disposiciones también son objeto de atención: en primer lugar, dotándose de
métodos para neutralizarlas en caso de que no lo sean.
Son muy frecuentes las actitudes de boicot a las reuniones que
tienen su origen en disconformidades, conflictos o desacuerdos no solventados
con la entidad u organización en la que se está (o con parte de sus miembros).
Puede ocurrir, en estos casos, que la actitud negativa en la asamblea sea la vía
de comunicación, y/o de presión más fácil, más accesible o la única que tengan.
Es recomendable intentar abordar estos conflictos por medio de cauces específicos
para ellos, sea dentro de una reunión como tema especifico o por las vías que
se considere oportunas. Pero, en todo caso, no adaptarse a la presencia
permanente de este tipo de disposiciones que pueden entorpecer sistemáticamente
la marcha fluida de las reuniones.
Las asambleas son el instrumento practico mas definitorio de
la organización democrática e igualitaria. Por su parte, las reuniones, como
manifestación del trabajo en equipo han demostrado dar respuestas más creativas
y productivas que las valoraciones y decisiones tomadas unilateralmente. Las
asambleas y reuniones, por lo tanto, confieren sentido social, comunitario y
cooperativo a la autogestión de cualquier colectivo. Por eso, han de dotarse de
instrumentos que permítanla puesta en práctica de estas cualidades, superando
las dificultades que he referido.
Tres
niveles de objetivos: eficacia, participación democrática y buen clima grupal
Hasta ahora hemos hablado de la necesidad de capacitación
técnica para la organización de reuniones y asambleas. Lo optimo es que esta
capacidad técnica sea compartida por todos los asistentes, pero, en todo caso,
es muy importante para la persona o personas que asuman la función de la
moderación, es decir, para las que sean facilitadoras o dinamizadoras de la
reunión.
Antes de entrar con las técnicas es necesario pararnos sobre
que niveles de objetivos se persiguen en la reunión, a que distintos elementos
tienen que atender estas figuras facilitadoras y el conjunto de asistentes.
Al primer nivel lo llamaremos eficacia: tienen que cumplirse con calidad los objetivos y la
misión para los que fue convocada la asamblea. Esto implica que se aborden
todos los temas que fueron fijados en el orden del día, que se tómenlas
decisiones que estuviera contemplado tomar y , además, que haya garantías de
que sean buenas decisiones (factibles y convenientes). En el caso de que
hubiera algún punto a resolver que fuese informativo, que la información sea
completa, comprensible y bien entendida. Además, el cumplimiento de los
objetivos debe conseguirse en el tiempo fijado, no basta hacerlo bien, sino
también resolver a tiempo las cuestiones.
Al segundo nivel le llamaremos participación democrática: deben ser tomadas en consideración todas
las opiniones y sugerencias, fomentando la aportación de todas las personas
implicadas. Cada cual debe tener a su disposición toda la información
necesaria. Las decisiones deben tomarse sin imposiciones ni coacciones,
preferiblemente por consenso y, si no es posible, por votación mayoritaria,
claramente formulada con anterioridad a su realización.
El tercer nivel es el de las relaciones personales, que deben ser de cordialidad y cooperación: el clima de trabajo debe ser agradable,
basado en el respeto mutuo, deben resolverse los conflictos de forma no
violenta y debe propiciarse la confianza suficiente para abordar los temas y
favorecer la comunicación y el acuerdo.
El cumplimiento de estos tres niveles de objetivos va a
dirigir la elección de las técnicas concretas. En algunos casos, se producen
ciertas incompatibilidades en la consecución de objetivos en dos niveles
diferentes, sobre todo, la disponibilidad de tiempo suele ser el principal
problema: puede, en ocasiones, resultar difícil compatibilizar la necesaria
participación de todo el mundo con el ajuste al tiempo limitado. En estos
casos, hay que encontrar unos mínimos de resultados satisfactorios en todos los
niveles, valorando en cada caso que elemento puede ser prioritario, pero, como
orientación general, no es positivo sacrificar desproporcionadamente un nivel a
favor de otro.
La
eficacia
|
Ø
Que estén bien analizados los problemas.
Ø
Que haya buenos criterios de valoración.
Ø
Que se tomen las decisiones mas adecuadas.
Ø
Que se informe bien.
Ø
Que todo esto se resuelva en el tiempo fijado
|
La
participación democrática
|
Ø
Escuchar y tomar en cuenta todas las opiniones y
sugerencias.
Ø
Que cada cual tenga a su disposición toda la información
necesaria.
Ø
Que las decisiones se tomen sin imposiciones ni coacciones.
Ø
Que las decisiones se tomen preferiblemente por consenso
y, si no es posible, por votación mayoritaria.
|
Relaciones
personales de cordialidad y cooperación
|
Ø
Que el clima de trabajo sea agradable.
Ø
Que esté basado en el respeto mutuo.
Ø
Que se resuelvan los conflictos de forma no violenta.
Ø
Que esté garantizada la confianza para abordar los temas y
favorecer la comunicación y el acuerdo.
|
La diferenciación de estos tres niveles será orientadora de
todos los pasos a dar: preparación, presentación, moderación, participación de
los asistentes y evaluación. Al mismo tiempo, servirá como guía para realizar
una evaluación de la reunión. Como veremos más adelante, la organización de la
reunión va a tomar en cuenta estos tres niveles de objetivos no solo en el
momento del desarrollo, propiamente dicho, de la asamblea, sino también en su
preparación previa y en los momentos post-asamblearios.
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