LA ANACONDA Y SU CUCHILLO


En esta ocasión tengo las grata oportunidad de escribirles un historia, relato o creepy-pasta, como lo quieran definir, pero se trata de cierto cuentos, basados en hechos reales sobre mi abuelo paterno, que  forman parte del repertorio de recuerdos de mi padre Simon Villegas, quien me ha contado durante  las acostumbradas aventuras familiares por el Rio Caura/ estado Bolivar que mi hermano y yo despues tuvimos la oportunidad de tener hasta pocos años atrás. Pues todo comienza con una grabacion desde mi celular clandestina y luego con un proceso de trancripcion a media noche; Sin animos de hacerlos esperar mas, asi comienza “La anconda y su cuchillo”.

Los pezcadores terminaban de regresar de una larga jornada y comenzaron a preparar los pescados para comerlos fritos, mientras los escamaban y empesaban a sacarles las visceras,  algunos recogian aparejos y otros organizaban, llevaban las cosas para el campamento, debes en cuando se oia la voz de alguno “demen una palo que estoy seco”, papa estaba bastante ebrio, la sangre de los pescados y las visceras comenzaran a atraer la atencion de algunos animales que se acercaban a la orilla, entre ellos un perro, cada vez que destripaban algun pescado lanzaban las visceras lo mas lejos que pudieran en el agua para que la comienran los otros peces, el perro quien disfrutaba de ese festin se adentro unos escasos metros a coger algunas visceras, cuando de pronto se oyo un chillido del animal, un movimiento brusco en el agua, esta bajito, cuando todos se percataron era una anaconda como de 4 a 5 metros de largo que habia agarrado el perro y lo enrroyo con el abrazo de la muerte como lo llaman los expertos en esta materia, papa cojio un cuchillo, rapido se metio al agua y le enterro el cuchillo a la culebra en la cabeza, el animal solto el perro inmediatamente sacudiendose y alejandose del lugar, por momentos se desaparecia y otro instante solo se veia el cuchillo que se movia como el periscopio de un submarino.

De pronto se detuvo dentro de unos arboles de mangle y ramas, muy cerca de donde estaban, el animal aun se retorcia, mal erido y aun visible el cuchillo, papá mira hacia el animal y le dijo a sus amigos, “compadre yo quiro mi cuchillo” y brinca Pascual, “tu eres loco deja esa vaina alli, yo te compro uno”  y papa con su pea insistia, “No, yo no puedo dejar ese cuchillo alli, porque ese es un Remintoong que me regalo Peterson”, se metio nadando hasta donde se veia el cuchillo asomado, lo desenterro del animal y salio con su cuchillo en la mano y dijo señalando la botella de Pascual “Denme un chorrito de verga de esa, pa’ poneme a hablar webonas


FIN

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